martes, 22 de marzo de 2011

Un pacto, de Alejandro Emanuel Ferraro

Un Pacto

Se abre el telón.

Sonido de fondo: Gritos de demonios y choques de espadas.

Entra Gabriel en escena (vestido con una tunica blanca y una espada en su mano).

Gabriel: - Odio ser un toro comandado por un gavilán destinado arremeter durante toda la eternidad inmortal, invencible, cara a cara con el mal durante cada día de mi condenada vida.

Ángel servidor, héroe, ¿pero que gano?. Nadie me conoce, yo los protejo y ellos desagradecidos solo me influyen en un cuento “La Biblia”. (Desinteresado suplica) Habla menos de mí que de un cordero apunto de fallecer en manos del cruel destino ¡Qué vida de mierda!

Entra en escena Benjamin (vistiendo un jean, camisa a cuadros, anteojos y unos mocasines marrones). Apurado y mirando hacia abajo, tropieza con el cordón de la vereda, al caer pierde sus lentes, los toma del suelo y nota el reflejo de Gabriel.

Benjamin: - (Sorprendido) ¡Qué ridículo eres!

Gabriel: -(Irritado) ¿Por qué me fastidias, infame inútil?

Benjamin: - (Burlándose) ¿Acaso no te has visto en un espejo? ¿Qué clase de moda es esa? ¿Cómo es que vistes eso?

Gabriel: - (Interrumpiendo) ¿Y tu que? (irritado) ¿A eso que tu traes llamas moda?

Benjamin: - No me has respondido

Gabriel: - Mi atuendo es el que traigo desde la creación, mi señor me lo ha dado.

Benjamin: - A quién llamas tu señor

Gabriel: - (Sobrándolo) ¿A quién tú crees?

Benjamin: - (Asustado) ¿De qué clínica psiquiátrica te has fugado?

Gabriel: - Demos un paseo

Benjamin: - ¿Qué traes en mente?

Gabriel: - Te contare una historia

Benjamin: - ¿Sobre que trata?

Gabriel: - Pues ¿Has leído la Biblia alguna vez? ¿Tienes Fe?

Benjamin: - Yo solo creo en la ciencia, lo único que he leído es un informe sobre los avances humanos y cuentos de ficción

Gabriel: - Hermano ¡deja de decir tonterías! Observa el comienzo, Dios separo lo bueno de lo malo, la luz de la oscuridad, creó al hombre y con él siete guardianes. Me presento soy Gabriel y estoy aquí para protegerte

Benjamin desconfiado intenta evadir la situación esquivando al sujeto

Gabriel: - Cuéntame muchacho ¿Cómo es que tú vives en este reino?

Benjamin: - Tengo 34 años, soltero, sin hijos y soy empleado de una compañía de sistema informático

Gabriel: - ¿Qué clase de hombre eres? Yo he estudiado el comportamiento humano y considero que tu vida es demasiado aburrida. Otros en tu lugar suelen visitar antros de entretenimiento, ya sean sexuales como de de recreación.

Benjamin: - ¿Es lo que harías? ¿Prefieres el prostíbulo y los vicios altamente mortales, que tu gran y honorable oficio que dios te a dado?

Gabriel: -(Burlándose) ¿Qué clase de honor es defender algo que no amas?

¿Tú crees que a mí me importan los tuyos? Para mi es una condena ser inmortal y viviré para siempre, pero hay algo que jamás comprenderás. Tú amaras, vivirás y sufrirás. Pero en fin de cuentas todo termina. Tú sufrimiento desvanecerá y todo lo que ames lo perderás, yo en cambio no puedo amar, no viviré el amor en sus diferentes medidas, ya sea: el amor por la amistad, el amor concebido o el amor hacia un objeto de mucho valor afectivo.

Benjamin: - Te refieres al hecho de que tú sufrirás eternamente tu perdida

Gabriel: - (Asiente con la cabeza) Exactamente

Benjamin: - Yo no tengo nada a que amar, siempre he soñado con realizar actos heroicos para la humanidad

Gabriel: - ¿Te atreverás a enfrentarte con aquellos demonios a los cuales le temías de niño?

Benjamin: - (Entusiasmado) ¿Monstruos, vampiros y zombies?

Gabriel: - Mucho mas que eso, cuernos rojos, verdaderos demonios con ojos amarillos y crueles garras de destrucción

Benjamin: - (Excitado) ¡que emocionante que es tu eterna existencia!

Gabriel: - Pues bien, hoy puedes verme gracias a la obra del capataz, le he ofrecido un pacto que acepto sin problemas. “Convence a un hombre para ocupar tu puesto y te liberaras de mis aposentos, aquello que tu llamas condena”, estas fueron las palabras de mi señor.

Benjamin: - Ah ¿si?

Gabriel: - Si tú estas de acuerdo, te propongo un pacto: Cambiaremos de roles tu vives tu vida heroica para la humanidad y yo experimento mi vida como mortal

Benjamin: - Perfecto, si así lo propones, acepto.

Tu vives los excesos y yo mis heroicas actuaciones

Gabriel: - De acuerdo, es todo un pacto

Se cierra el telón.


Alejandro Emannuel Ferraro (4º Especializado 2010)

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